sábado, 22 de agosto de 2015

ISAÍAS. CAPÍTULO 19.

191Contra Egipto:
Mirad al Señor, que montado en nube ligera
penetra en Egipto:
vacilan ante él los ídolos de Egipto,
y el corazón de los egipcios
se desmaya en el pecho.
2Azuzaré a egipcios contra egipcios:
pelearán uno con su hermano,
otro con su compañero,
ciudad contra ciudad, reino contra reino.
3El valor de los egipcios se les deshará en el pecho
y anularé sus planes.
Consultarán a los ídolos y a los agoreros,
y a los adivinos y a los hechiceros.
4Entregaré a los egipcios en manos de señor cruel,
un rey cruel los dominará
-oráculo del Señor de los ejércitos-.
5Se secarán las aguas del Nilo,
el río quedará seco y árido,
6apestarán los canales,
los brazos del Nilo menguarán hasta secarse,
cañas y juncos se marchitarán.
7La hierba de la orilla del Nilo
y todos los sembrados junto al Nilo se secarán,
barridos por el viento desaparecerán
8Gimen los pescadores, se lamentan
los que echan el anzuelo en el Nilo,
y los que extienden las redes
en el agua desfallecen;
9quedan defraudados los que trabajan el lino,
los cardadores y tejedores están pálidos,
10los amos están consternados,
los jornaleros abatidos.
11¡Qué locos los magnates de Tanis,
los sabios que aconsejan al faraón
consejos desatinados!
¿Cómo decís al faraón: Soy discípulo de sabios,
discípulos de antiguos reyes?
12¿Dónde han quedado tus sabios?
Que te anuncien, ya que tanto saben,
lo que el Señor de los ejércitos
planea contra Egipto.
13Los magnates de Tanis son necios,
son ilusos los magnates de Menfis,
los notables de sus tribus descarrían a Egipto.
14El Señor ha infundido en sus entrañas
un soplo de vértigo:
descarrían a Egipto en todas sus empresas,
como da traspiés el borracho vomitando.
15No les resultará a los egipcios
empresa que emprendan,
sean cabeza o cola, palma o junco.

Conversión de Egipto y Asiria (Sal 87)

16Aquel día los egipcios erán como mujeres: se asustarán y temblarán ante la mano que el Señor de los ejércitos agita contra ellos. 17Judea será el espanto de Egipto: sólo mentársela, le producirá terror, por el plan que el Señor de los ejércitos planea contra él.
18Aquel día habrá en Egipto cinco ciudades que hablarán la lengua de Canaán y que jurarán por el Señor de los ejércitos; una de ellas se llamará Ciudad del Sol*.
19Aquel día habrá en medio de Egipto un altar del Señor y un monumento al Señor junto a la frontera. 20Serán signo y testimonio del Señor de los ejércitos en territorio egipcio. Si claman al Señor contra el opresor, él les enviará un salvador y defensor que los libre.
21El Señor se manifestará a los egipcios, y ellos reconocerán aquel día al Señor. Le ofrecerán sacrificios y ofrendas, harán votos al Señor y los cumplirán. 22El Señor herirá a los egipcios: los herirá y los curará; ellos volverán al Señor, él los escuchará y los curará.
23Aquel día habrá una calzada de Egipto a Asiria: los asirios irán a Egipto y los egipcios a Asiria; los egipcios con los asirios darán culto a Dios.
24Aquel día Israel será mediador entre Egipto y Asiria, será una bendición en medio de la tierra; 25porque el Señor de los ejércitos lo bendice diciendo; "¡Bendito mi pueblo, Egipto, y la obra de mis manos, Asiria, y mi heredad, Israel!".

EXPLICACIÓN.

19,1-15 A pesar de la pausa en 4b, el conjunto forma una unidad coherente por tema y desarrollo (1); guerra civil y sometimiento al extranjero (2-4); fracaso de la economía egipcia (11-14); conclusión (15). Fracasan: el Nilo en sus productos, los artesanos en sus tareas, las autoridades en su gobierno, los ídolos en su señorío.

19,1 La nube es la cabalgadura del Señor (Dt 33,26; Sal 104,3), que desde el cielo y por el cielo invade Egipto.

19,2-4 Y no necesita de ejecutores ajenos del castigo, porque los mismos egipcios se lo aplican en una guerra civil que se va ensanchando. Al sobrevenir el pánico y el desconcierto, acuden a sus magos (Ex 7,8; Is 8,19). En tal situación son fácil presa del extranjero.

19,5-10 El cuadro caracteriza muy bien a Egipto, y por la precisión de detalles, recuerda pinturas y relieves de tumbas egipcias. La plaga afecta a la entera economía del país: agricultura, pesca, tejidos, ordenación social.

            Es famosa la sabiduría de Egipto, ejercida por profesionales, también por el faraón, y trasmitida con fidelidad. Pero los consejos de estos sabios y su prudencia histórica son desatinados, porque no conocen el designio del Señor. Un "espíritu" los turba, contrario al espíritu profético; Dios se lo infunde en castigo de su atusuficiencia.

19,11 Sal 105,22; Is 28,7-13.

19,15 Expresión proverbial.

19,16-25 Esta serie de seis oráculos, ligados anafóricamente, es una de las profecías más importantes del AT. Su universalismo continúa la línea de 2,2-5, haciéndola culminar en formulaciones audaces e inauditas en la tradición profética. Hay que colocarlo junto al Salmo 87.

             El texto es tardío. Egipto es el de los Lágidas, Asiria es disfraz de  la Siria de los Seléucidas. Hasta aquí la identificación histórica. No menos importantes es la significación: Egipto representa la opresión inicial, Asiria la agresión histórica. Esos dos imperios no serán derrotados y aniquilados, sino elegidos y transformados.

               Este oráculo, escrito en prosa trabajosa, sin ímpetu lírico, ofrece la perspectiva correcta para leer otros oráculos contra naciones paganas.

               La fórmula "aquel día", repetida seis veces, unifica y jalona un proceso climático. Egipto se repite en dos septenarios. Avanza rápidamente de la amenaza inicial a la bendición final. El oráculo utiliza generosamente el vocabulario del éxodo y de la conquista.

19,16-17 Primer oráculo. La "mano" del Señor interviene como antaño, y su efecto es el terror de los que se resisten. El simple nombre de Judá logra conjurar todo el terror sacro de los primeros tiempos: Ex 15,14-16; Jos 2,9; 5,1.

19,18 El segundo oráculo introduce un cambio de dirección. Grupos de la diáspora judía se establecen en Egipto e introducen pacíficamente su lengua y el culto del Señor. Lengua y textos sagrados comienzan a sonar en el país antes enemigo, "cinco ciudades", como las que fueron conquistadas en Canaán (Jos 10,3-5).

         * Ciudad del Sol es en griego Heliópolis. El griego ha leído Ciudad Justa, título de Jerusalén (Is 1,26). Abrahán invocaba en Canaán el nombre del Señor. * = Ir Haheres.

19,19-20 Un altar y un obelisco dedicados al Señor son signos patentes de su presencia y culto. Los israelitas oprimidos en Egipto clamaban al Señor (Ex 5,8.17 etc.), el cual les envió a Moisés; después les envió jueces. Al no mencionar el sujeto, ofrece a todos el derecho a invocarlo.

19,19 Jos 22,9ss; Ex 3,9; Jue 3,9-15.

19,21-22 La salvación manifiesta es revelación, y su efecto es el reconocimiento. Este puede ser tardío y forzado (Ex 7-14) o gozoso, expresado en el culto festivo. El Señor, que hiere y cura a su pueblo, tratará del mismo modo a los egipcios.

19,21 Dt 32-39; Os 6,1; Job 5,18.

19,23 Egipto y Asiria representan los dos imperios enfrentados en lucha por la hegemonía, arrastrando con ella a reinos menores. Los rivales se reconcilian, la vía militar se destina a usos pacíficos. La paz se sella con el culto común. Ex 4,23; 12,31.

19,24-25 Último oráculo. En el espacio universal, el pequeño reino de Palestina, el minúsculo pueblo elegido asciende a mediador de paz. Israel lleva ahora la bendición prometida a Abrahán y la difunde a todas las naciones. Es eficaz porque la pronuncia el Señor. Su fórmula desborda toda limitación.

              A Egipto, nada menos, lo llama el Señor "pueblo mío"; a Asiria la reconoce como criatura propia; Israel sigue siendo su heredad. Así se colma la elección de Israel, no como privilegio exclusivo, sino como servicio a todas las naciones. En Cristo se cumple ese destino.

19,24 Ef 2,14-16.

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