sábado, 22 de agosto de 2015

ISAÍAS. CAPÍTULO 32.

Reino de la justicia (Sal 72; Is 11,1-9)

321Mirad: reinará con justicia un rey
y sus jefes gobernarán según derecho.
2Será uno como abrigo del viento,
reparo del aguacero,
como acequias en secano,
sombra de roca maciza
en tierra reseca.
3Los ojos de los que ven no estarán cerrados
y los oídos de los que oyen atenderán;
4la mente precipitada aprenderá sensatez,
la lengua tartamuda
hablará con soltura y claridad.
5Ya no llamarán noble al necio
ni tratarán de excelencia al pícaro,
6pues el necio dice necedades
y por dentro planea el crimen, practica el vicio
y habla perversamente del Señor,
deja vacío al hambriento,
priva de agua al sediento.
7El pícaro usa malas artes y maquina sus intrigas:
perjudica a los hombres con mentiras
y al desvalido que defiende su derecho.
8En cambio, el noble tiene planes nobles
y está firme en su noble sentir.

Contra las mujeres frívolas (Is 3,16-24; Am 4,1-3)

9Mujeres despreocupadas,
levantaos, escuchad mi voz,
damas confiadas, prestad oído a mi discurso:
10Dentro de un año y unos días
temblaréis las confiadas,
pues se consumirá la vendimia
y no habrá cosecha.
11Estremeceos las despreocupadas,
temblad las confiadas,
desnudaos del todo y ceñíos un sayal,
12golpeaos los pechos en duelo
por los campos preciados,
por las viñas fecundas,
13por las tierras de mi pueblo
donde crecen zarzas y cardos,
por las casas alegres y la ciudad divertida.
14Porque el palacio está vacío,
la ciudad populosa desierta,
el collado y la atalaya, convertidos en cuevas
para siempre, en delicia de asnos
y pastizal de rebaños.

Restauración (Is 65,16-25)

15Hasta que se derrame sobre nosotros
un aliento de lo alto;
entonces el desierto será un vergel,
el vergel contará como un bosque,
16en el desierto morará la justicia,
y el derecho habitará en el vergel,
17el efecto de la justicia será la paz,
la función de la justicia,
calma y tranquilidad perpetuas;
18mi pueblo habitará en un lugar pacífico,
en moradas tranquilas
en mansiones sosegadas;
19aunque sea talado el bosque,
aunque sea abatida la ciudad.
20Dichosos vosotros que sembráis junto al agua
y dais suelta al toro y al asno.

Explicación.

32,1-8 La restauración se concentra en los gobernantes y no presenta rasgos claramente escatológicos. Por el tema de los gobernantes, corrobora la predicación de 1,21-26, aunque por la presencia del rey, hace eco a 11,1-9, y por la descripción social, recuerda a 3,4-7. La descripción del pícaro se alarga complacidamente. "Necio" podría ser alusión a Nabal, que desempeñó un papel importante en la vida de David, y pudo pervivir como ejemplo de lo que su nombre significa. Negó pan y agua a la tropa de David, el cual reaccionó noblemente, sin tomarse la justicia por su mano. Se trata de necedad y picardía culpables, que se vuelven fatalmente contra pobres y desvalidos, y pervierten la justicia. Planean maquinan, encubren y engañan, practican y perjudican. Mientras tengan poder, será imposible un orden justo. Lo perderán cuando el rey futuro instaure el reino de la justicia.

32,1  Véanse 1,21; 5,7; 11,3-4.

32,2 Véanse 4,6; 28,17; 30,2.

32,3 Según 6,10 y 29,18, aplicado a los gobernantes.

32,4 Ideal humano: mente controlada y lengua expedita.

32,8 La nobleza incluye generosidad, ofrecimiento voluntario.

32,9-14 Compárese con Am 4,1-3; Is 3, 18-26. No se menciona como delito la explotación del pobre o el olvido de Dios, sino simplemente la confianza en bienes materiales unida a despreocupación. El castigo será un cambio de situación, marcado por fuertes oposiciones. En el duelo, las mujeres se descubrían el pecho y vestían una falda de estameña.

32,13 Véase 5,6; 7,24.

32,14 Baluarte y atalaya aluden a las fortificaciones de David y sus sucesores.

32,15-20 Oráculo de restauración. Leído como si formara díptico con lo que precede, se aprecia el cambio radical: campos y tierras / vergel y selva; confianza despreocupada / paz tranquila; ciudad populosa y divertida / moradas sosegadas; el ganado al servicio del hombre, la siembra con el riego asegurado. En aquel tiempo caerá una lluvia de espíritu o aliento vital, en virtud del cual sucederá un ciclo nuevo, un encadenamiento de maravillas. Los nuevos habitantes serán Justicia y Derecho (1,21-26), sus efectos serán Paz y Tranquilidad. Una sociedad feliz, en un paraíso sencillo y prodigioso, vivificado por el aliento del cielo.

32,19 Verso dudoso. Si lo tomamos como concesiva, relativiza la función de Jerusalén (cfr. 10,22s), como se relativiza la monarquía al ser sustituida por virtudes personificadas.

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