sábado, 22 de agosto de 2015

ISAÍAS. CAPÍTULO 34.

ESCATOLOGÍA DE ISAÍAS II

Juicio (Is 13,21-22; 66,15-17; Jl 4,1-8; Sof 1,14-18)

341Acercaos, pueblos, a escuchar;
naciones, atended;
escuche la tierra y los que la llenan,
el orbe y cuanto produce;
2porque el Señor está airado
con todas las naciones,
enojado con todos sus ejércitos;
los consagra al exterminio,
los entrega a la matanza.
3Sus muertos son arrojados
y de los cadáveres se levanta el hedor,
los montes chorrean sangre
y los valles se resquebrajan,
4el cielo se enrolla como un pliego
y se marchitan sus ejércitos,
como se alacian los pámpanos,
como se alacia la hoja de la higuera.
5Porque la espada del Señor
se embriaga en el cielo:
miradla bajar hacia Edom
para ejecutar a un pueblo proscrito.
6La espada del Señor chorrea sangre,
está grasienta de sebo,
sangre de corderos y machos cabríos,
sebo de entrañas de carneros.
Porque el Señor hace carnicería en Bosra,
gran matanza en Edom; 7y caen juntos búfalos
con toros y novillos.
Se empapa la tierra de su sangre,
el polvo está grasiento de su sebo;
8porque es el día de la venganza del Señor,
año de desquite para la causa de Sión.
9Sus torrentes se transforman en pez
y el polvo en azufre,
su territorio se vuelve pez ardiente,
10que no se apaga de día ni de noche,
y su humareda sube perpetuamente;
de edad en edad seguirá desolada,
por siglos de siglos nadie la transitará.
11Se adueñan de ella corneja y el erizo,
la lechuza y el cuervo la habitan.
El Señor le aplica la plomada del caos
y el nivel del vaío;
12y no queda nombre con que llamar a su reino,
sus jefes vuelven a la nada.
13En sus palacios crecen espinos;
en sus torreones, cardos y ortigas;
se convierte en cubil de chacales,
en guarida de avestruces;
14se reúnen hienas y gatos salvajes,
el chivo llama a su compañero,
allí descansa el búho y encuentra dónde posarse;
15allí anida la serpiente,
pone, incuba y empolla sus huevos;
allí se juntan los buitres
y no falta el macho a la hembra.
16Estudiad el libro del Señor:
ni uno sólo de ellos falta,
porque lo ha mandado la boca del Señor
y su aliento los ha reunido.
17Echa la suerte para ellos
y su mano les reparte a cordel el país:
lo poseerán para siempre,
de edad en edad lo habitarán.

Explicación.

34 Presenta con vigor imaginativo una visión trágica y lúgubre: la ejecución de una condena y sus funestas consecuencias. Se divide fácilmente en dos secciones, que varios recursos estilísticos definen y que trataremos por separado.

34,1 Introducción, en el estilo de 1,2; 41,1; Dt 32,1.

34,2-10a Está jalonada por la repetición anafórica de la partícula ki encadenado el proceso y su sentido: ira -espada - matanza - venganza. La ira mueve la espada y ejecuta a los reos, la ejecución es acto de justicia vindicativa. Día de ira para Edom y de salvación para Sión, sólo que en un horizonte universal, del cielo, montes y tierra.

34,2-4 Los "ejércitos" son el instrumento del poder militar agresivo. Su aniquilación es una "consagración " ritual. El hedor: Am 4,10. El cielo, otras veces tienda de campaña, está visto como pergamino de manuscrito: se acaba la historia y se enrolla el volumen. Los astros cuelgan como en la copa frondosa de un árbol gigantesco: el brillo de sus hojas se va marchitando.

34,5-6a La espada: Dt 32,42; Jr 46,10: Ez 21 etc. Es el instrumento de la ejecución capital. "En el cielo": da a entender que, antes de bajar a la tierra, ha ejecutado una matanza entre los ejércitos celestes, de los responsables de rebeldía. Véase el comentario a 24,21.

             Animales, sangre y grasa son datos tomados del culto y trasladados a un contexto en que son víctimas pueblo y jefes (Ex 15,15 y paralelos).

34,6b-7 Compárese con Ez 39,17-19 y Sof 1,7.

34,8 El día figura en su doble vertiente: desquite contra el enemigo, defensa de Sión: 61,2; 63,4.

34,9-10 La imagen amplifica libremente el recuerdo de Sodoma y Gomorra, ejemplos de castigo escatológico o definitivo. A la matanza sigue un fuego perpetuo, irreversible.

34,10b-17 Los límites de esta sección están marcados por una inclusión en orden inverso, abc...cba, "edad, poseer, cordel". El cosmos retorna al "caos", la urbe a estado salvaje.

34,11-12 Se adelanta la invasión de las fieras, no muy de acuerdo con un fuego perpetuo. 11a iría mejor detrás de 12. Los instrumentos de construir, plomada y nivel (28,17) se emplean para destruir lo construido (cfr. Jr 1,10 y paralelos).

             El "nombre" (vocalizando shem): compárese con 14,21 y Jr 51,62-64.

34,13-15 La morada lúgubre. Primero las plantas silvestres se adueñan de las ruinas, después se congregan cuadrúpedos, reptiles y aves. Lo contrario del paraíso de 11,1-9. Su ocupación no termina, porque la serpiente empolla (17,29; 59,5) y los machos se juntan con las hembras.

34,16-17 El final es de una ironía amarga. En la tradición del don de la tierra, Dios "reúne" a los dispersos, les "reparte a suertes" la tierra para que la "poseean y habiten". El profeta invita a "estudiar o consultar" dichos libros, para comprobar que Edom y las fieras lo están cumpliendo.

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