viernes, 16 de octubre de 2015

ISAÍAS II. CAPÍTULO 40.

La Buena Noticia (Is 52,7-10)

401Consolad, a mi pueblo,
dice vuestro Dios:
2hablad al corazón de Jerusalén,
gritadle que se ha cumplido su servicio
y está pagado su crimen,
pues la mano del Señor ha recibido
doble castigo por sus pecados.
3Una voz grita: En el desierto
preparad un camino al Señor;
allanad en la estepa
una calzada para nuestro Dios;
4que los valles se levanten,
que montes y colinas se abajen,
que lo torcido se enderece
y lo escabroso se nivele;
5y se revelará la gloria del Señor
y la verán todos los hombres juntos
-ha hablado la boca del Señor-.
6Dice una voz: Grita.
Respondo: ¿Qué debo gritar?
Toda carne es hierba
y su belleza como flor campestre:
7se agosta la hierba, se marchita la flor,
cuando el aliento del Señor sopla sobre ellos;
8se agosta la hierba, se marchita la flor,
pero la palabra de nuestro Dios
se cumple siempre.
9Súbete a un monte elevado, heraldo de Sión;
alza fuerte la voz, heraldo de Jerusalén;
álzala, no temas, di a las ciudades de Judá:
"Aquí está vuestro Dios".
10Mirad, el Señor Dios llega con poder,
y su brazo manda.
Mirad, viene con él su salario,
y su recompensa lo precede.
11Como un pastor que apacienta el rebaño,
su brazo lo reúne,
toma en brazos los corderos
y hace recostar a las madres.

Polémica de Dios con los ídolos (Sab 13-15; Is 41,21-29; 44,6-8)

12¿Quién ha medido a puñados el mar,
o mensurado a palmos el cielo,
o a cuartillos el polvo de la tierra?
¿Quién ha pesado en la balanza los montes
y en la báscula las colinas?
13¿Quién ha medido el espíritu del Señor?
¿Quién le ha sugerido su proyecto?
14¿Con quién se aconsejó para entenderlo,
para que le enseñara el camino exacto?,
¿para que le enseñara el saber
y le sugiriese el método inteligente?
15Mirad, las naciones son gotas de un cubo
y valen lo que el polvillo de balanza.
Mirad, las islas pesan lo que un grano,
16el Líbano no basta para leña,
sus fieras no bastan para el holocausto.
17Frente a él las naciones
todas son como si no existieran,
para él no cuentan absolutamente nada.
18¿Con quién compartiréis a Dios,
qué imagen vais a contraponerle?
19¿La estatua que funde el escultor
y el orfebre recubre de oro
y le suelda cadenas de plata?
41,6Se ayudan uno a otro,
dicen a su compañero: "Ánimo",
y el escultor anima al orfebre;
7el que forja a martillo al que golpea el yunque,
diciendo: "Buena soldadura",
y la sujetan con clavos para que no se mueva.
40,20El m,odesto en la oferta
escoge una madera incorruptible,
se busca un hábil escultor
que le haga una estatua que no se mueva.
21¿No sabéis, no lo habéis oído,
no os lo han anunciado de antemano;
no lo habéis comprendido
desde la fundación del mundo?
22El que se sienta sobre el círculo de la tierra
-sus habitantes parecen saltamontes-;
el que tendió como toldo el cielo y lo desplegó
como tienda que se habita;
23el que reduce a nada a los príncipes
y convierte a los gobernantes en nulidad;
24apenas plantados, apenas sembrados,
apenas arraigan sus brotes en tierra,
sopla sobre ellos y se agostan,
y el vendaval los arrebata como tamo.
25¿A quién podéis compararme, que me asemeje?
-dice el Santo-.
26Alzad los ojos a lo alto y mirad:
¿Quién creó aquello?
El que cuenta y despliega su ejército
y a cada uno lo llama por su nombre;
tan grande es su poder, tan robusta su fuerza,
que no falta ninguno.

Polémica de Dios con el Pueblo (Is 43,22-28; 45,9-14; 50,1-3)

27¿Por qué andas hablando, Jacob,
y diciendo, Israel:
"Mi suerte está oculta al Señor,
mi Dios ignora mi causa"?
28¿Acaso no lo sabes, es que no lo has oído?
El Señor es un Dios eterno
y creó los confines del orbe.
No se cansa, no se fatiga,
es insondable su inteligencia.
29El da fuerza al cansado,
acrecienta el vigor del inválido;
30aun los muchachos se cansan, se fatigan,
los jóvenes tropiezan y vacilan;
31pero los que esperan en el Señor
renuevan sus fuerzas,
echan alas como las águilas,
corren sin cansarse, marchan sin fatigarse.

Explicación.

40,1-10 El primer oráculo tiene algo de obertura, con varios temas principales: consuelo de Jerusalén en figura femenina (1-2); el nuevo éxodo (3-5); la palabra se cumplirá (6-8); llega el Señor como pastor (9-10). Suenan voces no identificadas, creando la impresión de algo misterioso y repentino.

40,1-2 Hablar al corazón: de modo persuasivo o cortejando: Gn 34,2; 50,21; Jue 19,3; Rut 2,13; Os 2,16. El vasallaje fue un servicio forzado, consecuencia de un crimen que ahora está pagado, incluso con creces, porque el verdugo se excedió.

40,3-5 El camino de vuelta no tendrá obstáculos ni tropiezos, porque la tierra se doblega con docilidad cósmica. La gloria del Señor se manifestó en el éxodo, Ex 14,17; 16,10; 19. Boca del Señor es el profeta: 1,20; 30,2; Jr 9,11; Miq 4,4 etc.

40,6-8 Una voz protagonista proclama su mensaje en una imagen sencilla. El hombre se compara a lo vegetal más efímero (Sal 90,6). Dios actúa con el aliento, que vivifica o abrasa (2,12s) y con la palabra, que se cumple. 

40,9-11 El heraldo viene por el desierto anunciando la llegada próxima del Señor, que ostenta el título de la alianza. El salario de Jacob al volver eran enormes rebaños (Gn 31-32). La imagen del pastor puede recordar a David (Sal 78,71s).

40,12-26 El Señor es un Dios incomparable: ni en el espacio cósmico ni entre las naciones ni en el mundo de los ídolos hay quien se lo compare. El Señor interpela a su pueblo, respondiendo quizá a una objeción tácita. Los desterrados habrían alegado el poder de Babilonia y de sus dioses; el Señor apela a su poder, sabiduría, grandeza, dominio de la naturaleza y la historia. El estilo es retórico y poético, copioso y apasionado.

40,12-14 Admite dos interpretaciones:

a) Con respuesta positiva: "Dios solo"; visto como artesano diestro (Sal 65 y 104) que mide y pesa, y no necesita consejo ajeno.

b) Con respuesta negativa: nadie puede medir lo inmenso con medidas pequeñas; cuanto menos a Dios con medidas humanas. Véase Job 38-39.

40,13 Véase 1 Cor 2,10-11.

40,15-17 Cuanto llena y habita la tierra. Los habitantes de territorios conocidos y los desconocidos de las costas remotas quedan reducidos a su verdadera escala cuando se les aplica la medida de Dios. Árboles y fieras están vistos en función del sacrificio: Sal 50,10s. Véase Sal 62,10. Es notable la insistencia en predicados negativos.

40,18 Imagen de Dios es el hombre; pero aquí el poeta piensa en imágenes idolátricas, contrapuestas al Señor que prohíbe toda imagen.

40,19-20 Con muchos autores trasladamos a este contexto el verso 41,6. La breve escena (amplificada en 44,12-20) nos presenta a los fabricantes de ídolos en contraste con la actividad del Señor: tienen que juntarse varios, animarse, añadir solidez extrínseca a su obra. Véase el desarrollo clásico de Sab 13,10-15,13 y la burla de la Carta de Jeremías.

40,21 Parece suponer una catequesis. Véase Rom 1,20.

40,22 La dimensión real del hombre se aprecia desde una perspectiva superior.

40,23 Más radical que el Sal 33,10.

40,24 Como en el Sal 90.

40,26 Los astros no son divinidades, sino ejército en formación y obediente a Dios. En la tierra los israelitas son los "escuadrones": Éx 12,51.

40,27-31 La queja de los judíos se podría formular así: como un tiempo Moisés (Nm 11), el Señor se ha cansado de su pueblo, de sus pecados (43,24) y contumacia (48,4), y lo ha descargado en tierra extranjera para deshacerse de él. Si quedaba alguna predicción, el pueblo está cansado de esperar. Un doble cansancio conjugado echa un telón sobre la  historia, y queda de ella un recuerdo nostálgico o amargo.

            La respuesta apela a las dimensiones de Dios: es eterno y tiene tiempo, es inteligente y conoce la sazón, es artífice incansable. Él da fuerzas a los cansados; es el hombre cansado quien tiene que aprender a esperar. La esperanza rejuvenece.

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