viernes, 1 de enero de 2016

EZEQUIEL. CAPÍTULO 40,1-37.47-49.

NUEVO TEMPLO Y NUEVA TIERRA

El nuevo templo (Ex 25-31; 35-40; 1 Re 6-7)

401El año veinticinco de nuestra deportación, el diez del mes, día de año nuevo, el año catorce de la caída de la ciudad*, ese mismo día vino sobre mí la mano del Señor, 2y el Señor me llevó en éxtasis a la tierra de Israel, dejándome en un monte muy alto, en cuya cima se erguía una mole con traza de ciudadela. 3Me llevó allá y vi junto a la puerta un hombre que parecía de bronce: tenía en la mano un cordel de lino y una caña de medir. 4Este hombre me dijo:
-Hijo de Adán, mira y escucha atentamente, fíjate bien en lo que voy a enseñarte, porque has sido traído aquí para que yo te lo enseñe. Anuncia a la casa de Israel todo lo que veas.
5Una muralla ceñía todo el perímetro del templo. La caña de medir que el hombre llevaba en la mano era de seis codos (codo mayor, de a codo y palmo)*. La muralla medía tres metros de espesor por tres metros de alto.
6Entró por la puerta oriental: subió los peldaños y se puso a medir. 7El umbral de la puerta medía tres metros de fondo; las garitas, tres metros de largo por tres de ancho; 8los entrepaños, dos metros y medio; el umbral interior de la puerta contigua al vestíbulo, tres metros. 9El vestíbulo de la puerta medía cuatro metros; las jambas, un metro; el vestíbulo estaba al fondo. 10La puerta oriental tenía tres garitas a cada lado, todas de las mismas dimensiones. Las pilastras de ambos lados tenían también las mismas dimensiones. El vano de la puerta tenía cinco metros de luz. 11El pasillo de la puerta media metro y medio de ancho. 12Las garitas tenían en su embocadura un pretil de medio metro. 13Las garitas medían tres metros de lado. Sección transversal de la puerta, desde el arranque del techo de una garita hasta el remate del techo de la de enfrente, doce metros y medio. 14Los vanos de las garitas caían frente a frente. El vestíbulo medía diez metros y comunicaba con el atrio. 15Sección longitudinal de la puerta, desde la fachada de la entrada hasta el testero del vestíbulo interno, veinticinco metros. 16Las garitas de dentro de la puerta tenían troneras. También el vestíbulo tenía troneras. las jambas del vestíbulo estaban ornamentadas con palmas.
17Luego me llevó al atrio exterior, en el que había treinta habitaciones. Una acera bordeaba todo el atrio. 18La acera arrancaba de las puertas y su anchura correspondía a la longitud de éstas. 19Es la acera inferior. El atrio, desde el testero de la puerta exterior hasta la fachada de la puerta interior, medía cincuenta metros.
20Midió también la puerta septentrional del atrio exterior a lo largo y a lo ancho. 21Tenía las mismas dimensiones que la puerta anterior: veinticinco metros de largo por doce metros y medio de ancho, con sus tres garitas a cada lado, sus pilastras y su vestíbulo. 22Las troneras del vestíbulo y las palmas ornamentales tenían las mismas dimensiones que las de la puerta oriental. Tenía una escalinata de siete peldaños. El vestíbulo estaba al fondo. 23Por el norte, lo mismo que por el este, la puerta del atrio interior caía frente a la puerta del atrio exterior. Entre puerta y puerta había una distancia de cincuenta metros.
24Me condujo hacia el sur. Allí vi la puerta meridional. Sus pilastras y su vestíbulo medían lo mismo que los de las demás puertas. 25Las garitas y el vestíbulo de la puerta tenían troneras, iguales a las de las demás puertas. La puerta medía veinticinco metros de largo por doce metros y medio de ancho. 26Tenía una escalinata de siete peldaños. El vestíbulo estaba al fondo. 27Las jambas del vestíbulo estaban ornamentadas con palmas. El atrio interior tenía también una puerta mirando al sur. Entre puerta y puerta había una distancia de cincuenta metros.
28Por la puerta meridional me llevó al atrio interior. Esta puerta medía lo mismo que las demás. 29Sus garitas, sus pilastras y su vestíbulo medían lo mismo que los de las demás puertas. 30La puerta y su vestíbulo tenían troneras. La puerta medía veinticinco metros por doce metros y medio*.
31El vestíbulo comunicaba con el atrio exterior. Sus jambas estaban ornamentadas con palmas. Tenía una escalinata de ocho peldaños. 32Me llevó al atrio interior en dirección este. Esta puerta medía lo mismo que las demás. 33Sus garitas, sus pilastras y su vestíbulo medían lo mismo que los de las demás puertas. La puerta y su vestíbulo tenían troneras. La puerta medía veinticinco metros por doce metros y medio. 34El vestíbulo comunicaba con el atrio exterior. Sus jambas estaban ornamentadas con palmas. tenía una escalinata de ocho peladños. 35Me llevó a la puerta septentrional, que medía lo mismo que las demás. 36Sus garitas, sus pilastras y su vestíbulo tenían troneras. La puerta medía veinticinco metros por doce metros y medio. 37El vestíbulo comunicaba con el atrio exterior. Sus jambas estaban ornamentadas con palmas. tenía una escalinata de ocho peldaños*.
47El atrio central era un cuadrado de cincuenta metros de lado. El altar estaba situado enfrente del templo.
48Me llevó al vestíbulo del templo. Las jambas medían dos metros y medio. La entrada tenía siete metros de luz. Los flancos de la puerta medían metro y medio. 49El vestíbulo medía diez metros de ancho por seis de fondo. Tenía una escalinata de diez peldaños. Junto a las jambas había sendas columnas.

Explicación.

NUEVO TEMPLO Y NUEVA TIERRA

En el libro del Éxodo tropezamos con dos bloques referidos al santuario: mandato y ejecución. La ficción literaria coloca todo en el desierto, de suerte que la tienda móvil de los nómadas acoge y transporta el ajuar del templo de Jerusalén. La teología del templo, morada de Dios, cobra mucha importancia a lo largo de la historia.

Ezequiel, como sacerdote que ofició en el templo, participa de esa mentalidad. Si para él el destierro se consuma cuando la Gloria del Señor abandona su templo, la restauración quedará formalmente inaugurada cuando la Gloria retorne a su puesto. Por eso 43,1-11, texto original del profeta, es el momento culminante de estos capítulos. Pero el templo había sido destruido y tiene que ser reconstruido: 40-42 intentan dar una visión literaria del nuevo templo. Pero el templo tiene sus ministros, su culto y solemnidades: más o menos, el tema de 44-46. La morada del Señor centra el territorio elegido: 47-48 describen la división y reparto de la tierra. Y así, el acontecimiento trascendental queda literariamente sumergido en páginas de gusto geométrico. Como si un arquitecto y un agrimensor hubieran tomado la pluma para honrar con su saber al Señor que retorna. Compárense estos capítulos con los de Isaías II, y se tendrán los dos polos opuestos.

El arquitecto está más atento a la planta que a la alzada: la geometría no se le rebela. En cambio, el agrimensor prescinde de la configuración del terreno, como si Palestina fuera una pizarra lisa y cuadrada, sobre la que se trazan líneas rectas. Las complicadas trayectorias de límites de Josué se sacrifican a la pura geometría.

Con todo, el resultado final no es exacto; probablemente el texto ha sufrido adiciones y correcciones no bien integradas. Hay otras incoherencias o variaciones: descripción en acción y estática, anuncios y mandatos. Nada extraño en un texto amplio.

Nos enfrentamos a unos capítulos medianamente claros y bastante áridos. Hay que contrarrestarlos con salmos que expresan el amor y el dolor por el templo: 42-43; 48,13-15; 75; 79; 84. La visión final de este libro ha alimentado el simbolismo del Apocalipsis, y este símbolo ha influido secularmente en la arquitectura cristiana.

40,1 * Es el mes de abril del 573.

40,1-49 Hay que imaginarse el templo como un recinto cuadrado de quinientos codos de lado; y las puertas como las de castillos medievales o como las Puertas de Serrano en Valencia: corredores con garitas laterales. Supongamos que uno entra desde oriente. Sube unas escaleras, pasa un puerta, atraviesa un corredor de veinticinco metros, pasa otra puerta y se encuentra en el gran atrio exterior. Sigue de frente: a cien codos encuentra otro muro, sube otra escalera, cruza otro corredor, pasa otra puerta y se encuentra en el atrio interior. En frente ve alzarse una escalinata y un altar; lo rodea por un lado, y al otro extremo de este patio descubre una escalera por la que se accede a un edificio, en el que sólo pueden entrar las personas autorizadas. Ese edificio rectangular es el santuario: está dividido en un vestíbulo, una nave llamada el Santo y un camarín llamado el Santísimo. Compárese con Ex 25-31 y 1 Re 7.

40,2 El éxtasis o rapto es como el del capítulo 8. El monte altísimo es el monte Sión poéticamente transfigurado, como en Is 2,2.

40,3 "De bronce": por el color o por la piel lustrosa.

40,4 La visión de Ezequiel se ha de traducir en oráculo profético.

40,5 * Simplificamos las medidas reduciendo el codo mayor (0,518 m.) a medio metro.

40,30* El texto está corregido.

40,37 *Los vv. 38-46 después de 41,4.

40,47 El altar se describe en 43,13-17.

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