viernes, 1 de enero de 2016

EZEQUIEL. CAPÍTULO 9.

Sentencia y ejecución (2 Re 10,17-27; Ap 7)

91Entonces le oí llamar en voz alta:
-Acercaos, verdugos de la ciudad, empuñando cada uno su arma mortal.
2Entonces aparecieron seis hombres por el camino de la puerta de arriba, la que da al norte, empuñando mazas. En medio de ellos, un hombre vestido de lino, con los avíos de escribano a la cintura. 3Al llegar, se detuvieron junto al altar de bronce. La gloria del Dios de Israel se había levantado del querubín en que se apoyaba, yendo a ponerse en el umbral del templo. Llamó al hombre vestido de lino, 4con los avíos de escribano a la cintura, y le dijo al Señor:
-Recorre la ciudad, atraviesa Jerusalén y marca en la frente a los que se lamentan afligidos por las abominaciones que en ella se cometen.
5A los otros les dijo en mi presencia:
-Recorred la ciudad detrás de él hiriendo sin compasión y sin piedad.
6A viejos, muchachos y muchachas,
a niños y mujeres, matadlos, acabad con ellos;
pero a ninguno de los marcados lo toquéis.
Empezad por mi santuario.
Y empezaron por los ancianos que estaban frente al templo.
7Luego les dijo:
-Profanad el templo, llenando sus atrios de cadáveres, y salid a matar por la ciudad.
8Sólo yo quedé con vida. Mientras ellos mataban, caí rostro en tierra y grité:
-¡Ay Señor! ¿Vas a exterminar al resto de Israel, derramando tu cólera sobre Jerusalén?
9Me respondió:
-Grande, muy grande, es el delito de la casa de Israel y de Judá; el país está lleno de crímenes; la ciudad colmada de injusticias; porque dicen:
-El Señor ha abandonado el país, no lo ve el Señor.
10Pues tampoco yo me apiadaré ni perdonaré; doy a cada uno su mercido.
11Entonces el hombre vestido de lino, con los avíos de escribano a la cintura, informó diciendo:
-He cumplido lo que me ordenaste.

Explicación.

9,1-11 Sentencia y ejecución. Nos encontramos ante una visión. Ezequiel no ve por adelantado los sucesos como van a suceder dentro de unos años. Asiste a una representación que le facilita la clave teológica de los sucesos. No invitado, interviene en la representación con el papel profético de intercesor. El juez rechaza la apelación a la clemencia porque ya ha provisto a salvar a los inocentes. Como se encuentra dentro del templo, no ve lo que pasa en la ciudad.

La pena será incendio y matanza, de los cuales se librará un resto fiel al Señor. Los verdugos son el ejército babilonio. El orden cronológico se invierte: en la realidad, los invasores entraron por la ciudad hasta el reducto último del templo. En la visión, por razones teológicas, la acción se dilata del templo a la ciudad.

9,1 La terminología trae el recuerdo del exterminador de Ex 12; véanse también 2 Sm 24,16 e Is 54,16s.

9,2 Lino era de extraordinario tejido sacerdotal: Lv 16,4.23.32.

9,3 Verso añadido para ligar esta escena con el contexto (8,2 y 10,4), y para recordar al lector la presencia dominadora del Señor.

9,4 La marca es una tau, última letra del alfabeto hebreo, que antiguamente tenía figura de cruz. Los marcados son propiedad del Señor, porción sacra e intocable: véase Ap 7.

9,5 Dt 13,16; Jos 10,40.

9,6 Fórmulas de guerra santa: Dt 13,16; 20,16; Jos 10,40; 11,11s. El templo ya no es asilo sagrado, porque lo han profanado los sacrilegios.

9,8 La intercesión es función profética: Ex 32; Nm 14; Dt 9; Jr 15; Am 7,2-5.

9,9 Véase la descripción en el cap. 22.

9,10 Pero el Señor está presente, ve culpas e inocencia, no se ha marchado todavía, juzga y condena.

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